Germán J. Arenas Arias
Investigador en Formación
Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT)
Universidad de Alcalá (UAH)

En agosto de 2021 se cumplen 60 años del estreno de Víctima, película dirigida por Basil Dearden, protagonizada por Dirk Bogarde (El sirviente, Muerte en Venecia, Portero de noche), y que recientemente (2020) ha sido objeto de un análisis riguroso y agudo por parte de Jesús Ignacio Delgado Rojas en su nuevo libro Víctima y el derecho a la no discriminación por diversidad afectivo-sexual (Tirant lo Blanch).

Delgado Rojas es Doctor en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid, profesor de Filosofía del Derecho y Filosofía Política y un aficionado apasionado del cine de autor. Sus (pre)ocupaciones académicas, inquietudes cinéfilas y su estilo correcto y honesto en la escritura se unen para invitarnos a explorar un filme un tanto desconocido en el ámbito hispano. «La película Víctima fue el producto [del] interés por revelar el mundo de la cultura homosexual londinense» (p. 73), «lo más importante de esta película y de su trama criminal es su osadía por adelantarse en el tiempo, pues fue la primera cinta en abordar el tema de la homosexualidad de forma explícita» (p. 13).

El autor se propone demostrar que «la película jugó un papel relevante en la reforma legal sobre la despenalización de la homosexualidad en Inglaterra» (p. 11). A lo largo de su ensayo, enmarcado en los estudios de Derecho y cine, Delgado Rojas evidencia con sólidas piezas documentales de la película y, sobre todo, con la participación de Bogarde en ella como protagonista, que el filme influyó sobremanera en la reforma de la injusta legislación británica (de la Offences Against The Person Act de 1861 a la Sexual Offences Act de 1967). Nótese que la película fue estrenada en 1961, cuatro años después de la publicación del Informe Wolfenden (del que Delgado Rojas también se hace eco) y seis años antes de la despenalización efectiva de la sodomía. Esa es la tesis principal que quiere mantener el autor: «esta película de 1961 sirvió de puente entre dos momentos políticos concretos: el Informe Wolfenden (1957) y la Sexual Offences Act (1967)» (p. 12).

Con esta breve reseña esperamos animar la atención de nuevos lectores y diferentes públicos para acercarse a la obra de Jesús Ignacio Delgado Rojas. Tendrán entre sus manos no solo el estudio de una película llena de sensibilidad que desafió las estructuras sociales todavía arraigadas de la moral victoriana, sino también una obra de reflexión jurídica y filosófica cargada de toda la dedicación y el saber de un buen conocedor de la materia. La narrativa cinematográfica en la que nos sumerge Delgado Rojas es el vivo ejemplo de un «verdadero cine social y de denuncia, revelador de la cara oculta de la sociedad de su tiempo» (p. 59). La escena en la que el barbero lamenta con voz afligida que «no puedo evitar ser como soy, pero la ley me condena. He estado en la cárcel 4 veces. No podría soportarlo otra vez, no a mi edad» es sobrecogedora, frustrante y al mismo tiempo, un reflejo de la denuncia señalada por el autor.

Por otra parte, el ejercicio teórico que acompaña al autor del libro para evaluar la película y su contexto está impregnado de todo el bagaje que desde la filosofía moral y jurídica le acompañan. Delgado Rojas logra aquí poner en diálogo la defensa de la moralidad crítica frente a la mayoritaria, la promoción de la virtud y la prevención del ‘vicio’ frente a los límites del Derecho y la intervención estatal para orientar comportamientos (in)deseables. Se decanta, eso sí, como en su tesis doctoral, próxima a ser publicada por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC) con Mención Especial del Premio Luis Diez del Corral, «por la visión de un mundo en la que prima el papel central del individuo, sus derechos y deberes, y un Estado que ejerce su poder de forma limitada en beneficio y al servicio de aquel. Un mundo en el que la única vida buena es la que cada uno elige para sí, con la valía de nuestra intimidad, la sencillez de nuestras decisiones personales y la grandeza de nuestra autonomía».

Después de tres meses de haberse publicado por la colección Cine y Derecho de Tirant lo Blanch, el libro sobre Víctima parece estar siendo recibido de manera muy favorable entre el público. Las recensiones en Eunomía, Revista en Cultura de la Legalidad y en Derechos y Libertades, Revista de Filosofía del Derecho y Derechos Humanos —dos revistas académicas especializadas y posicionadas a nivel nacional— así como la presentación del libro en la Universidad de Guadalajara (México), constatan que estamos frente a una obra tan atractiva como valiosa. Seguramente sea así por su apertura comprometida con los valores y principios de la igualdad, la justicia y el respeto a planes de vida autónomos, soportados en la libertad individual y en la dignidad humana.

He tenido la oportunidad de leer anteriores trabajos de este autor en donde manifiesta un especial interés por cuestiones teóricas e irremediablemente humanas. Todas ellas conectadas de un modo u otro con el hilo conductor de su reciente libro que, dicho sea de paso, termina con la satisfacción de saber que, gracias a la película estudiada y al cambio legislativo que promovió, miles de seres humanos —como el protagonista del filme— empezaron a vivir su vida sin miedo.

Con Víctima y el derecho a la no discriminación por diversidad afectivo-sexual Delgado Rojas se abre un espacio notable en los estudios sobre Derecho y Cine, exponiéndonos un thriller policiaco que marcó la ruptura de tabúes de una época. Seguro que su lectura sirve para seguir pensando sobre una igualdad de derechos aún no alcanzada, para educar frente a los atropellos y retrocesos que hoy reactivan las discriminaciones y para evidenciar que el cine sigue siendo una excelente herramienta para visibilizar reivindicaciones tan justas y urgentes.