Imagen de cabecera extraída de larazon.es
La principal razón para ver Contagio es que posiblemente sea la mejor película de epidemias rodada hasta la fecha. Es tal su verosimilitud que, a diferencia de otras películas de epidemias causadas por un virus, la sensación que se tiene al visionar Contagio es la de poder estar viviéndola. Es un thriller científico que convence a los espectadores para que presten atención pues detrás del entretenimiento hay información que podría tener un impacto real en su vida.
La segunda razón para ver Contagio son los últimos dos minutos, que han sido calificados como brillantes. Es una película que mantiene la tensión narrativa durante toda la película y en esos últimos dos minutos se produce un giro que hace ver a los espectadores que, de alguna manera, todos somos responsables de que un cerdo se encontrase con el murciélago equivocado. La acción humana de deforestación forma parte del mecanismo de ignición epidémica.
Otra buena razón para ver Contagio es que es una película que nos hace apreciar la fragilidad del personal sanitario ante una crisis sanitaria de esa envergadura. De ahí que debamos valorar y cuidar mejor a quienes nos cuidan.
Contagio también nos muestra, tal y como hemos experimentado en la pandémica por Covid-19, que la necesidad de restaurar la salud pública debe ser compatible con la necesidad de respetar los derechos de las personas, pero sin olvidar que en un contexto pandémico las limitaciones que deben soportar los derechos pueden llegar a ser más intensas.
Por último, aunque es una trama secundaria, en Contagio podemos ver con toda crudeza la infodemia que se produce por las redes sociales cuando se genera desinformación, teorías conspirativas e información errónea. Steven Soderbergh y Scott Burns, sin darse cuenta, estaban representando el poder de las redes sociales, que se convierten en un virus que nadie puede contener, y que ahora es más peligroso debido a la interferencia de potencias extranjeras y el secuestro de mensajes.